Madrugada de un día cualquiera, una suave música de cuerda despierta mi sueño. Presto atención confundido por la hora y la situación… sí, la reconocí. Era el Preludio de la Suite nº 1 para Cello de Bach. Pero ¿quién podría estar interpretando a esa hora?. Me escurrí de mi cama y orientado por mi oído, llegué hasta un salón donde una joven abrazaba con sus piernas desnudas un hermoso violonchello. Su mano izquierda alzada sobre el mástil, me permitía adivinar un turgente seno que rozaba contra la caja de resonancia. Abstraída de mi presencia, continuaba deslizando el arco sobre las cuerdas. En mi emoción, abrí las ventanas para que aquellas notas volasen hacia el cielo. El viento levantó las hojas de la partitura quedando esparcidas por el suelo del salón y así mi sueño se desvaneció con los primeros rayos de la luz del sol.
Fotógrafo Nick Moore
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Al día siguiente, de regreso a casa consulté en la red lo que me había ocurrido y, para mi sorpresa, observé que no era algo inusual. Fotógrafos como ANKE CATESBY, CHRIS MAHER, GHISLAN POSSCAT, NICK MOORE, PINI HAMOU, JUAN VICENTE VALLS y otros que desconozco, habían sufrido la misma ensoñación. En verdad que ni los sueños pueden ser originales… pero éste era mío.
Versión de Astrig Siranossian del Prélude Cello Suite BWV 1007 G. Major de J.S. BACH
¡Buenas noches!, habitantes del País de los Seres Humanos. Pasad, pasad, de las tristezas haremos humo. El copyright de todo el material incluido en este blog pertenece a los autores indicados expresamente. Aquí únicamente recopilamos lo que consideramos belleza en el amplio sentido del término..