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Jan Scholz, Tom Waits y Blue Valentine. Un San Valentín para corazones rotos que da título a la última canción del disco y al propio disco. Un tema con la voz de Tom Waits acompañada por el sutil punteo de una guitarra, con la inestimable ayuda de Ray Crawford que con su solo hace del tema una de las historias más tristes que jamás nadie me haya contado.
Canciones claustrofóbicas, catastróficas pero tremendamente humanas.
Cualquiera que haya escuchado minimamente a Tom Waits habrá percibido que poco tiene que ver con el modelo de cantautor americano tradicional. A pesar de que por parte de ciertos sectores siempre se le ha intentado asociar con una corriente intelectual y culta, lo cierto es que tanto su música como sus letras oscilan por el lado más oscuro y canalla de la vida.
Thomas Alan Waits nació en 1949 y ya desde muy joven empezó a tocar en locales de ambiente jazz donde comenzó a pulir su estilo y su voz a base de tabaco y alcohol. Y es precisamente a eso a lo que remiten sus primeros discos de los 70 como “Closing Time”, “The Heart Of A Saturday Night” o este “Blue Valentine” en los que se alimenta del blues y el jazz más mugriento, antes de iniciar su etapa de mayor reconocimiento en los 80 con trabajos como el atemporal “Rain Dogs” donde su música se nutre de estilos más bizarros aún.
Centrándonos en el álbum que nos ocupa, “Blue Valentine” está considerado como uno de sus mejores trabajos en esta primera etapa más clásica. Todo lo que vino demostrando en sus anteriores referencias alcanza aquí un nuevo nivel, acompañado de eficientes músicos se ponen al servicio de la voz desgarradora de Waits por la que su garganta gruñe historias de putas, vagabundos, borrachos y perdedores en general.
El inicio acompañado de una orquesta interpretando el tema “Somewhere” de West Side Story es posiblemente el momento más amable que encontraremos a lo largo del minutaje (aparte de una manera inmejorable de comenzar un disco) ya que este para nada es un disco fácil, ni tan siquiera para oídos acostumbrados a escuchar música distinta la que suelo colgar en este blog. Retorcidos cortes como “Red Shoes By The Drugstore” o “A Sweet Little Bullet From A Pretty Blue Gun” son una buena muestra de ello, asi como el extenso blues “$29.00”.
Los momentos más directos a la par que electrizantes y divertidos los encontramos en “Romeo Is Bleeding” y “Whistlin’ Past The Graveyard” en los que Tom se muestra más locuaz y excéntrico. Pero sin duda alguna su punto fuerte reside cuando agarra el piano y te destroza el alma con tristes historias, “Christmas Card From A Hooker In Minneapolis” y sobretodo la emocionante “Kentucky Avenue”. Puro sentimiento, damas y caballeros.
Un disco a descubrir con paciencia y sin prisas, de obligada escucha en solitario por las noches.
Ahora ella me manda tarjetas del Día de los Enamorados
desde allá, en Philadelphia
para marcar el aniversario
de alguien que era yo antes
Y me siento como si alguien hubiera emitido una orden para arrestarme
Mujer, haces que viva mirando por el espejo retrovisor
por eso estoy siempre en fuga
por eso es que cambié de nombre
nunca pensé que ibas a poder encontrarme aquí,
y mandarme tarjetas del Día de los Enamorados.
Como sueños a medio olvidar,
como una piedra en mi zapato
mientras camino por estas calles
y el fantasma de tu recuerdo,
mujer, es un abrojo en el beso,
es el ladrón que puede romper el cuello de una rosa,
es una promesa rota tatuada
que tengo que esconder debajo de la manga.
Voy a verte cada vez que me dé la vuelta.
Me envía tarjetas del Día de los Enamorados
pese a que trato de seguir huyendo
sigue insistiendo en que nuestro amor
merece un panegírico.
¿Para qué rescato toda esta locura
acá en el cajón de la mesilla de noche,
ahí para que se me aparezca sobre mis hombros?
Mujer, yo sé que tendría más suerte si caminara
con este corazón roto y ciego
que duerme debajo de mi solapa.
Siguen estando estas tarjetas del Día de los Enamorados
para recordarme mi pecado original.
Nunca podré lavar la culpa
o limpiarme estas manchas de sangre que tengo en las manos
y tengo que tomar litros de whisky
para no tener estas pesadillas
y todas las noches me corto este corazón que no para de sangrar
y voy a morir un poco más cada Día de los Enamorados
¿No te acuerdas que te prometí que iba a escribirte
estas tarjetas del Día de los Enamorados?
Bueno y que pasa con Jan Scholz os preguntareis. Para no recargar de texto la entrada os remito al blog de Luis Martinez Aniesa con amplia informacion sobre el mismo. Mira tambien este enlace