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Me diste el beso que es como… El beso de la vida
«Kiss of Life» es una canción de Sade de su cuarto álbum de estudio, Love Deluxe (1992). Fue escrita por Sade Adu, Stuart Matthewman, Andrew Hale y Paul S. Denman, y producida por su banda (Pride) y Mike Pela.
La canción fue lanzada como tercer single del álbum el 26 de abril de 1993. Alcanzó el número 44 en la lista de singles del Reino Unido y el número 78 en el Billboard Hot 100 de los EE.UU., mientras que se convirtió en el séptimo single de Sade en el top 10 de la lista de Billboard Hot R&B/Hip-Hop Songs, alcanzando el número 10.
«Mira… el cielo está lleno de amor
El cielo está lleno de amor
Si… el cielo está lleno de amor
Me diste el beso de la vida
El beso de la vida
Me diste el beso que es como…
El beso de la vida
Me diste el beso de la vida
El beso de la vida
Me diste el beso que es como…
El beso de la vida
Me envolviste en…
El color del amor
Debe de haber venido un ángel
Que bajó desde arriba
A darme amor, sí…
Me diste el beso de la vida
El beso de la vida»
THE SANDPIPER dirigida por Vincente Minnelli
Título Original: The Sandpiper / Año: 1965 / País: Estados Unidos / Productora: Metro-Goldwyn-Mayer / Duración: 116 min. / Formato: Color
Guión: Dalton Trumbo, Michael Wilson/ Fotografía: Milton R. Krasner / Música: Johnny Mandel
Intérpretes: Elizabeth Taylor, Richard Burton, Eva Marie Saint, Charles Bronson, Robert Webber
Aun con excelentes resultados de taquilla (muy probablemente por el morbo de ver de nuevo juntos, y por primera vez como matrimonio, a la pareja formada por Elizabeth Taylor y Richard Burton, que había iniciado su idilio durante el rodaje de Cleopatra, Castillos en la arena (The Sandpiper) se encuentra a menudo (y sorprendentemente) citada como una de las peores películas de Vincente Minnelli, lo que no impide que cuente con un reducido aunque irreductible número de defensores, entre los cuales me encuentro.
A nivel temático, pocas películas hasta la fecha del estreno de Castillos en la arena (The Sandpiper) pueden alardear de ofrecer un discurso tan plenamente feminista como el que propone su protagonista, Laura Reynolds (Elizabeth Taylor): una madre soltera (por decisión propia) que vive junto a su hijo, alejada del mundo e inconforme con las convenciones sociales que marcan el papel que debe asumir como mujer para ser aceptada por el resto de la comunidad. Un discurso que queda espléndidamente reflejado en la secuencia en la que Laura expone sus argumentos ante un Edward Hewitt (Richard Burton) cada vez más dubitativo en sus certezas, y que Minnelli plasma de manera magistral en el plano de los dos personajes en la playa con, al fondo, una enorme formación rocosa con una apertura en el centro por la que vemos entrar el oleaje de un mar embravecido el sólido muro de creencias sobre el que se asienta la vida de Edward resquebrajado por el torrente de emociones que le provoca Laura Reynolds. Una idea que ya se avanza desde las imágenes del oleaje de mar de fondo sobre las que aparecen los créditos iniciales de la película). Y es que centrándonos en los aspectos formales, Castillos en la arena (The Sandpiper) es todo un alarde de puesta en escena, basada principalmente en cuatro elementos principales: la composición, el movimiento de los personajes, el uso de los espacios y el cromatismo.
Una buena película se merece una mejor banda sonora, y en el caso de The Sandpiper esta labor queda bordada con la canción “The Shadow Of Your Smile” original de Johnny Mandel y Paul Francis Webster.
Un día caminábamos por la arena
Un día, a principios de la primavera, sostenías un pájaro entre las manos para reparar su ala rota.
Ahora recordaré muchos días y muchas millas solitarias. El eco de la canción de un pájaro. La sombra de una sonrisa.
La sombra de tu sonrisa
cuando tú te hayas ido
coloreará todos mis sueños
e iluminará el amanecer.
Mira mis ojos,
mi amor, y observa
todas las cosas encantadoras que tú eres para mí.
Nuestra pequeña y melancólica estrella
Estaba tan lejos… demasiado alta.
Una lágrima besó tus labios
y yo también lo hice.
Ahora, cuando recuerde la primavera,
toda la alegría que el amor puede traer,
estaré recordando.
La sombra de tu sonrisa…
Muchas versiones se han hecho de ella, pero podríamos destacar las de ANDY WILLIAMS, TONY BENNETT, FRANK SINATRA, su hija NANCY SINATRA y ASTRUD GILBERTO (aún sabiendo que me dejo muchas y muy buenas sin mencionar).
«Wild is the wind» es una canción escrita por el compositor ucraniano de bandas sonoras Dimitri Tiomkin. La canción fue grabada originalmente por Johnny Mathis para la película homónima de 1957 dirigida por George Cukor e interpretada en sus papeles principales por Anna Magnani, Anthony Quinn, Anthony Franciosa. Lo mejor de la película es la música de Dimitri Tiomkin especialmente la canción «Wild is in the wind» que abre la película, interpretada por Johnny Mathis.
En 1959, la cantante y compositora Nina Simone graba una versión muy particular. Frente a los 2 minutos y medio de la versión original, Nina Simone se atreve a mantener la tensión hasta los 7 minutos.
En 1976, otro camaleón de la música, David Bowie, graba una versión de Wild is the wind para su álbum Station to Station.
David Bowie era un admirador del estilo de Nina Simone, y después de conocerla en Los Angeles se inspiró en ella para grabar su propia versión acompañado de una guitarra eléctrica con efectos de ecualización acústica, bajo y batería.
Love me, love me, love me, love me
Say you do
Let me fly away
With you
For my love is like
The wind
And wild is the wind
Wild is the wind
Give me more
Than one caress
Satisfy this
Hungriness
Let the wind
Blow through your heart
For wild is the wind
Wild is the wind
You
Touch me
I hear the sound
Of mandolins
You
Kiss me
With your kiss
My life begins
You’re spring to me
All things
To me
Don’t you know you’re
Life itself
Like a leaf clings
To the tree
Oh my darling,
Cling to me
For we’re like creatures
Of the wind
Wild is the wind
Wild is the wind
You
Touch me
I hear the sound
Of mandolins
You
Kiss me
With your kiss
My life begins
You’re spring to me
All things
To me
Don’t you know you’re
Life itself
Like a leaf clings
To the tree
Oh my darling,
Cling to me
For we’re like creatures
In the wind
And wild is the wind
Wild is the wind
Wild is the wind
Wild is the wind
Wild is the wind
Llegadas estas fechas, se acababa el colegio y comenzaba el tiempo de verano. Los amigos del barrio nos reuníamos en la calle, lejos de la vigilancia de padres y profesores. Acercarnos hasta el río para zambullirnos era una de nuestras diversiones favoritas. Un año convencimos al señor Villeta que regentaba un taller de reparación de automóviles, para que nos regalase una cámara de las que llevaban los camiones en el interior de las ruedas. Como los tiempos eran difíciles, nos dio una usada, pero para nosotros era perfecta. La hinchamos hasta que soportase sin dificultad nuestro liviano peso y nos fuimos con ella al río, donde nos sentíamos como marineros en su goleta.
Siempre estuvimos atentos tratando de encontrar a “La Sirena del Rulo”, pero hasta la fecha sólo existió en nuestros sueños…
Poco se encuentra de este autor. Algo aquí, con reminiscencias de la película «Sin City»
Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
Desperté. ¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
…¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris…!,
¡el agua en tus cabellos!
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.
ANTONIO MACHADO
Fotografías de GEORGY CHERNYADYEV
Maestro del retrato y de la edición fotográfica.
Como muestra un pequeño ejemplo de su página web: «Before and after«
VIDEOCombina con la música de YANN TIERSEN ·»Kala». Álbum – Les Retrouvailles (2.005)
Nota al margen:
“…Tuve la gran fortuna de conocer su interior, aunque tiene caminos privados, lo poquito que conozco me encanta.
Me chifla su forma de ser, un poquito bohemio, sabio, inteligente, buena persona y muy buen profesor…” (A.M.)
Oh! je voudrais tant que tu te souviennes
Des jours heureux où nous étions amis.
En ce temps-là la vie était plus belle,
Et le soleil plus brûlant qu’aujourd’hui.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle.
Tu vois, je n’ai pas oublié…
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi
Et le vent du nord les emporte
Dans la nuit froide de l’oubli.
Tu vois, je n’ai pas oublié
La chanson que tu me chantais.
C’est une chanson qui nous ressemble.
Toi, tu m’aimais et je t’aimais
Et nous vivions tous deux ensemble,
Toi qui m’aimais, moi qui t’aimais.
Mais la vie sépare ceux qui s’aiment,
Tout doucement, sans faire de bruit
Et la mer efface sur le sable
Les pas des amants désunis.
“Les feuilles mortes”, escrita por Jacques Prévert
FOTOGRAFÍAS DE ANTÓN CHROMA
«La vida es una colección de momentos».
«Hay personas con las que te casas y personas a las que amas».
«Hay dos fuerzas en la Tierra con las que nunca querrás pelear, Una es la madre Naturaleza, la otra es el amor».
De Severine (Skyfall) a Arielle (5 to 7)
«Empecé a trabajar cuando tenía once años,
A los veinticinco pude sentir que llegaba el final de mi carrera.
Pensé ¿qué pasa ahora? ¿qué será de mi vida?.
Estaba aterrada y entonces cometí un error de juventud.
Algunas chicas tuvieron suerte. Se enamoraron, pero yo no.
Ni una sola vez, a pesar de que yo había estado por todo el mundo
y había conocido a todo el mundo.
Esa primavera me presentaron a Valery.
Era entonces justo como es ahora… sólido, sustancial y bueno.
«La sal de la tierra», como los norteamericanos suelen decir.
Sentí un gran afecto por él. Un gran respeto.
Eso es un tipo de amor.
Pensé que era la única clase que alguna vez conocería.
No creí lo suficiente. No creía en el amor.
Ocho años después descubrí que debí hacerlo.
Me ha sorprendido esta nueva felicidad que salió de la nada.
Esta puerta secreta que se ha abierto para mí.
Nunca me he sentido tan viva como cuando estoy en tus brazos.
Es tan tentador olvidarse de todo y simplemente aceptar este regalo…
Pero no puedo.
Y no porque no crea que serías un maravilloso padrastro para Marc y Elodie.
Y un maravilloso padre para los niños que podríamos haber tenido juntos.
No por el estilo de vida o la diferencia de edad,
o las opiniones de los demás.
Cuando Valery y yo nos casamos, escribimos nuestros propios votos.
«Sostendré tu corazón con más ternura que el mío propio».
Él siempre mantuvo su promesa, y siento que debo mantener la mía.
Pero es más que una cuestión de honor.
Un día, Brian, cuando tengas hijos,
entenderás que dejarlos es dejarte a tí mismo.
Y lastimarlos es impensable.
Te lo dije, soy una chica fachada a la antigua.
Por favor, no trates de contactarme, no cambiará nada.
Me siento muy triste al decir adiós.
De estar separada.
No puedo creerlo, de veras.
Teníamos tantas aventuras por delante…
Quizás si hubiéramos tenido más tiempo,
hubiera encontrado algo de tí que no me gustara,
que no pudiera soportar, lo cuál sería muy útil ahora mismo…
Pero lo dudo.
Dicen que ningún amor es perfecto, pero es porque nunca te conocieron.»
Arielle
“Señores míos, como todos saben, hay varias formas de Estado: el Estado social, el Estado corporativo, y el estado al que hemos llegado. Ahora, en esta noche solemne, vamos a acabar con el estado al que hemos llegado. Así que el que quiera venir conmigo, que sepa que nos vamos para Lisboa y terminamos con esto. Quien quiera venir, que salga fuera y forme. Y el que no, que se quede”.
Fotografía de Antón Chroma |
«Harto de la ciudad, me fui a Menorca, donde conocí a Flaco (Barral) y me acogió en su casa. Allí preparamos el disco. Poco a poco fueron apareciendo todas las canciones del disco, girando alrededor de mi deseo hacia una chica que quedaba en Madrid, María, su memoria y su ausencia, mis ganas de vivir, los amaneceres y las estrellas del cielo menorquín, la casa del pozo, el cuarto de la música. Viviendo en las alturas como un Arquitecto de Sueños.» Así cuenta el propio Hilario Camacho la gestación de su disco «Estrella del Alba» en 1.977
”Nunca volví a verla, ni supe qué fue de ella. Entonces éramos diferentes. Los chicos eran diferentes. Tratábamos de entender lo que sentíamos. La vida está llena de pequeñas victorias y derrotas. Para todo lo que tomamos con nosotros, debemos dejar algo atrás. En el verano del ´42 atacamos cuatro veces a la Guardia Costera, vimos cinco películas, llovió nueve días. Benjie rompió su reloj. Osky dejó la armónica y de una manera especial, yo perdí a Hermie para siempre”.
Con este monólogo relatado “en off “ con Hermie (un joven Gary Grimes de 1.971) caminando en las dunas de arena de la costa mientras un sol rojo como un disco de fuego se funde en el mar, termina una de las mejores películas que he visto: Verano del 42 (Summer of ´42).
La película (y la novela) corresponden a memorias escritas por Herman Raucher; las mismas relatan los eventos que vivió durante un verano que pasó en la Isla Nantucket en 1942 cuando tenía 14 años de edad.Originalmente, la película se pensó como un homenaje a su amigo Oscar «Oscy» Seltzer, un médico del ejército que murió en la guerra de Corea. Seltzer murió de un disparo en una batalla en Corea mientras atendía a un hombre herido en combate; esto sucedió el día del cumpleaños de Raucher, y por ese motivo desde entonces Raucher no ha celebrado su cumpleaños. Mientras escribía el guión, Raucher se dio cuenta que a pesar de que había crecido junto con Oscy y que habían sido compinches durante su adolescencia, ellos dos nunca habían tenido una conversación sobre temas trascendentes o llegado a conocerse en un plano más personal.
Raucher decidió concentrase en la primera experiencia importante de su vida como adulto, o sea la primera vez que se enamoró. La mujer (llamada Dorothy, al igual que el personaje de la película) estaba de vacaciones en la isla, Raucher la había conocido un día en que le ayudó a acarrear las provisiones; Raucher desarrolló una amistad con ella y su esposo y le brindó su ayuda luego de que su esposo fuera alistado para pelear en la segunda guerra mundial. Raucher mantuvo relaciones con ella una noche en que la había ido a visitar, y que coincide con el día en que ella es informada por el gobierno norteamericano que su esposo ha fallecido.
A la mañana siguiente, Raucher descubre que ella se ha ido de la isla, dejándole una carta (la que se lee al final de la película, y se encuentra transcrita en el libro). Raucher nunca volvió a ver a Dorothy; su último «encuentro» con ella, que fue relatado en un episodio de The Mike Douglas Show, tuvo lugar luego del estreno de la película en 1971, cuando recibió una carta de ella junto con otra docena de cartas de distintas mujeres que afirmaban ser «su» Dorothy. Raucher reconoció la caligrafía de la Dorothy «auténtica», y ella confirmó su identidad al relatar algunos detalles que solo ella podía conocer. Ella le contó a Raucher que había vivido durante muchos años con el sentimiento de culpa de que pudiera haberlo traumatizado y arruinado su vida. Dorothy le indicó a Raucher que se alegraba de que él estuviera bien, y que era mejor para ambos no revivir el pasado. Decir que Hermie buscó en Dorothy las respuestas a los impulsos de su juventud o que Dorothy buscó en el adolescente el amor perdido de su marido muerto en la guerra, es hablar sólo de la parte más insignificante de esta obra de arte del cine, que es mucho más que eso. Es pasión, es sentimiento, complicidad, incomprensión, entendimiento e incertidumbre. Genuina pureza desplegada en las imágenes de ese Hermie adolescente despertando a la vida adulta de la mano de una mujer que, ante el dolor, sólo atina a entregar su cuerpo y transmitir y su amor para no sucumbir ante la tragedia. Verano del ´42 es la vida triunfando sobre la muerte. Es el amor prevaleciendo. Es la caricia en imágenes, sentimiento hecho música y poesía transformada en diálogo. Es, también, la realidad de esa última carta que Dorothy le deja a un niño que ya no lo és, y a un hombre que promete serlo:
“Querido Hermie: Ahora debo volver a casa. Sé que entenderás que tengo mucho que hacer. No intentaré explicarte lo de anoche porque sé que con el tiempo lo recordarás de una forma adecuada. Lo que haré será recordarte y ruego para que no sufras. Tan sólo te deseo cosas buenas. Hasta siempre, Dorothy”.
La grandeza de la secuencia final de la película se justifica con el comienzo y el epílogo de la misma. Son las deudas que muchos contraímos la primera vez que escuchamos y sentimos la banda sonora de Michel Legrand, especialmente en la secuencia final, con el tema principal de la misma, The Summer Knows, cuando el tono de comedia y espíritu alegre, se torna en drama, y el deseo y el consuelo se unen en un instante donde sobran las palabras, transmitiendo todo lo que el espectador necesita ver: un secreto que quedará grabado para siempre en la memoria del joven ‘Hermie’.
De la mano de un artesano como Robert Mulligan, esta secuencia mágica cobra otra dimensión, de la que muchos directores querrían ser capaces de rodar sin dudar y sin caer en el sentimentalismo. En 1971, Robert Mulligan consiguió el reconocimiento de la taquilla y encumbró a una actriz a un papel inolvidable. Aquel verano del 42 lo vivimos muchos cinéfilos años después. El despertar del sueño americano empezaba a salir a la luz, y un director nos dio “el paquete” en un fino envoltorio, hasta el punto de que sus imágenes, junto a los acordes de la música de Michael Legrand, convierten el visionado de una película en algo especial, pese a los años transcurridos, más cercano al sentimiento que a la razón.
(Edición de Juan Vaca)
Oscar:
Mejor banda sonora original para pelicula dramática: Michel Legrand
Nominaciones:
Mejor fotografia: Robert Surtees
Mejor montaje: Folmar Blangsted
Mejor guion original: Herman Rauche
Tomaros un tiempo y no dejéis de escuchar -una vez más- la BSO completa del film:
http://player.soundcloud.com/player.swf?url=http%3A%2F%2Fapi.soundcloud.com%2Fplaylists%2F603192&show_comments=true&auto_play=false&show_playcount=true&show_artwork=true&color=a8180f Summer of ’42 OST (1971)
Fotografía de Alejandra Kalnisky |
«No hay camino hacia la libertad…
La libertad es el camino»
ELLA ME QUISO TANTO…
YO LA QUIERO TODAVÍA.
JUNTOS ATRAVESAMOS
UNA PUERTA CERRADA.
ELLA, CÓMO OS LO DIRÍA,
ERA TODO MI MUNDO ENTONCES,
CUANDO EN LA LUMBRE ARDÍAN
SÓLO PALABRAS DE AMOR…
PALABRAS DE AMOR SENCILLAS Y TIERNAS.
NO SABÍAMOS MÁS, TENÍAMOS QUINCE AÑOS.
NO HABÍAMOS TENIDO DEMASIADO TIEMPO PARA APRENDERLAS,
ACABÁBAMOS DE DESPERTAR DEL SUEÑO DE LOS NIÑOS.
TENÍAMOS BASTANTE CON TRES FRASES HECHAS
QUE HABÍAMOS APRENDIDO DE ANTIGUOS COMEDIANTES.
DE HISTORIAS DE AMOR, SUEÑOS DE POETAS,
NO SABÍAMOS MÁS, TENÍAMOS QUINCE AÑOS…
ELLA, QUIÉN SABE DÓNDE ESTÁ,
ELLA, QUIÉN SABE DÓNDE PARA.
LA PERDÍ Y NUNCA MÁS
HE VUELTO A ENCONTRARLA.
PERO A MENUDO, AL OSCURECER,
DE LEJOS ME LLEGA UNA CANCIÓN.
VIEJAS NOTAS, VIEJOS ACORDES,
VIEJAS PALABRAS DE AMOR…
PALABRAS DE AMOR SENCILLAS Y TIERNAS.
NO SABÍAMOS MÁS, TENÍAMOS QUINCE AÑOS.
NO HABÍAMOS TENIDO DEMASIADO TIEMPO PARA APRENDERLAS,
ACABÁBAMOS DE DESPERTAR DEL SUEÑO DE LOS NIÑOS.
TENÍAMOS BASTANTE CON TRES FRASES HECHAS
QUE HABÍAMOS APRENDIDO DE ANTIGUOS COMEDIANTES.
DE HISTORIAS DE AMOR, SUEÑOS DE POETAS,
NO SABÍAMOS MÁS, TENÍAMOS QUINCE AÑOS…
Jan Scholz, Tom Waits y Blue Valentine. Un San Valentín para corazones rotos que da título a la última canción del disco y al propio disco. Un tema con la voz de Tom Waits acompañada por el sutil punteo de una guitarra, con la inestimable ayuda de Ray Crawford que con su solo hace del tema una de las historias más tristes que jamás nadie me haya contado.
Canciones claustrofóbicas, catastróficas pero tremendamente humanas.
Cualquiera que haya escuchado minimamente a Tom Waits habrá percibido que poco tiene que ver con el modelo de cantautor americano tradicional. A pesar de que por parte de ciertos sectores siempre se le ha intentado asociar con una corriente intelectual y culta, lo cierto es que tanto su música como sus letras oscilan por el lado más oscuro y canalla de la vida.
Thomas Alan Waits nació en 1949 y ya desde muy joven empezó a tocar en locales de ambiente jazz donde comenzó a pulir su estilo y su voz a base de tabaco y alcohol. Y es precisamente a eso a lo que remiten sus primeros discos de los 70 como “Closing Time”, “The Heart Of A Saturday Night” o este “Blue Valentine” en los que se alimenta del blues y el jazz más mugriento, antes de iniciar su etapa de mayor reconocimiento en los 80 con trabajos como el atemporal “Rain Dogs” donde su música se nutre de estilos más bizarros aún.
Centrándonos en el álbum que nos ocupa, “Blue Valentine” está considerado como uno de sus mejores trabajos en esta primera etapa más clásica. Todo lo que vino demostrando en sus anteriores referencias alcanza aquí un nuevo nivel, acompañado de eficientes músicos se ponen al servicio de la voz desgarradora de Waits por la que su garganta gruñe historias de putas, vagabundos, borrachos y perdedores en general.
El inicio acompañado de una orquesta interpretando el tema “Somewhere” de West Side Story es posiblemente el momento más amable que encontraremos a lo largo del minutaje (aparte de una manera inmejorable de comenzar un disco) ya que este para nada es un disco fácil, ni tan siquiera para oídos acostumbrados a escuchar música distinta la que suelo colgar en este blog. Retorcidos cortes como “Red Shoes By The Drugstore” o “A Sweet Little Bullet From A Pretty Blue Gun” son una buena muestra de ello, asi como el extenso blues “$29.00”.
Los momentos más directos a la par que electrizantes y divertidos los encontramos en “Romeo Is Bleeding” y “Whistlin’ Past The Graveyard” en los que Tom se muestra más locuaz y excéntrico. Pero sin duda alguna su punto fuerte reside cuando agarra el piano y te destroza el alma con tristes historias, “Christmas Card From A Hooker In Minneapolis” y sobretodo la emocionante “Kentucky Avenue”. Puro sentimiento, damas y caballeros.
Un disco a descubrir con paciencia y sin prisas, de obligada escucha en solitario por las noches.
Ahora ella me manda tarjetas del Día de los Enamorados
desde allá, en Philadelphia
para marcar el aniversario
de alguien que era yo antes
Y me siento como si alguien hubiera emitido una orden para arrestarme
Mujer, haces que viva mirando por el espejo retrovisor
por eso estoy siempre en fuga
por eso es que cambié de nombre
nunca pensé que ibas a poder encontrarme aquí,
y mandarme tarjetas del Día de los Enamorados.
Como sueños a medio olvidar,
como una piedra en mi zapato
mientras camino por estas calles
y el fantasma de tu recuerdo,
mujer, es un abrojo en el beso,
es el ladrón que puede romper el cuello de una rosa,
es una promesa rota tatuada
que tengo que esconder debajo de la manga.
Voy a verte cada vez que me dé la vuelta.
Me envía tarjetas del Día de los Enamorados
pese a que trato de seguir huyendo
sigue insistiendo en que nuestro amor
merece un panegírico.
¿Para qué rescato toda esta locura
acá en el cajón de la mesilla de noche,
ahí para que se me aparezca sobre mis hombros?
Mujer, yo sé que tendría más suerte si caminara
con este corazón roto y ciego
que duerme debajo de mi solapa.
Siguen estando estas tarjetas del Día de los Enamorados
para recordarme mi pecado original.
Nunca podré lavar la culpa
o limpiarme estas manchas de sangre que tengo en las manos
y tengo que tomar litros de whisky
para no tener estas pesadillas
y todas las noches me corto este corazón que no para de sangrar
y voy a morir un poco más cada Día de los Enamorados
¿No te acuerdas que te prometí que iba a escribirte
estas tarjetas del Día de los Enamorados?
Bueno y que pasa con Jan Scholz os preguntareis. Para no recargar de texto la entrada os remito al blog de Luis Martinez Aniesa con amplia informacion sobre el mismo. Mira tambien este enlace