La californiana, que rompió con el reinado de las modelos rubias, ha cosechado grandes éxitos y se ha convertido en uno de los rostros más fotografiados por grandes maestros del arte de la fotografía.
Aunque ya se ha retirado profesionalmente del mundo de la pasarela, sobre ésta, marcó un estilo único caracterizado por la clase y elegancia que trasmitían sus movimientos. Ha sido la favorita de diseñadores como Versace, Chanel y Christian Lacroix.
Hoy en día, sus únicos contratos dentro del mundo de la moda son para campañas publicitarias. En 1989, firmó un contrato en exclusiva con Calvin Klein, conviritiendose en modelo de su ropa interior y de su perfume Eternity (campaña a la que pertenece la fotografía que encabeza el post). Asimismo, ha sido el rostro de los productos de belleza Maybelline.
Durante toda su carrera, se ha podido ver a esta joven de belleza clásica protagonizando campañas para MaxMara, Lanvin, Christian Dior, Mango y Cerruti 1881, entre otras marcas. No obstante, todos estos trabajos no la han impedido estudiar Filosofía y Literatura Oriental en la Universidad de Nueva York, y fundar la cadena de restaurantes «Fashion Cafe» junto con Naomi Campbell, Elle McPherson y Claudia Schiffer (que nunca apareceran por estos lares).